El arte tiene un papel fundamental en la liberación

873590Con motivo de la presentación de ayer de «¿Y el arte?» os dejamos el prefacio escrito por Priscila Fernandes.

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Viajar en el tiempo se ha convertido en algo muy po­pular en nuestra época. ¿Quién puede resistirse a la paradoja del tiempo, a los paisajes del futuro que alte­ran nuestro nacimiento? Antes de embarcar en un viaje de este tipo, sabemos cuál es el procedimiento a seguir. Consultamos las guías turísticas y nos dejamos fascinar por las postales, tratamos de iniciarnos en el contexto cultural e histórico. Abrimos la imaginación y elabora­mos nuestra propia imagen, como si ya estuviéramos en el lugar.

Existe una infinidad de destinaciones, y cuando un luga

r no aparece en el mapa, se puede recrear por cuenta propia. Este libro es una destinación de ese tipo. Estamos a punto de viajar hacia el futuro, o hacia el pasado —todo depende del momento en que este libro llegue a tus manos.

Camino a paso rápido a través de un laberinto de calles adoquinadas, justo antes de que un horizonte se abra frente a mí con precisión rectilínea. Me encuentro en el Eixample, un barrio que rodea la ciudad medieval de Barcelona y que empezó a desarrollarse en el siglo XIX. Con edificios diseñados por arquitectos moder­nistas como Gaudí, es el corazón de la modernidad española y también una pequeña muestra del progreso técnico, renovador y científico que va gestándose en la ciudad. A lo lejos se percibe el fragor del humo prove­niente de las chimeneas de las fábricas textiles, dibu­jando una línea que se extiende a lo largo de las vías del tren, hasta la costa rocosa.

En Els Quatre Gats pido una copa y observo los dibu­jos de un joven artista: Pablo Picasso. En el café, ense­guida reconozco a una multitud que se compone, sobre todo, de artistas, a los que puedo oír discutir acalo­radamente, y las palabras saltan de boca en boca: ¡In­novación! ¡Modernidad! ¡Deja de mirar el pasado! ¡Abajo el conservadurismo! De pronto, desde el exte­rior, un violento ruido nos interrumpe. Grupos de obreros corren por las calles, hay disturbios, protestas, barricadas, a lo lejos arden las iglesias.

y el arte_v10_baixaEn la biblioteca de la Escuela Moderna leo los títulos de los modestos manuales rojos de la escuela: ciencia, historia, literatura. Pero de manual sobre arte no hay ninguno. «¿Y el arte?» es el último artículo publicado en el Boletín, el periódico mensual de la escuela. Me pregunto si la educación estética se imparte directa­mente en el programa de la escuela, y, si no es así, por qué motivo. El contenido de «¿Y el arte?» y las referen­cias tangenciales a otros textos despiertan conjeturas fascinantes acerca del papel que el arte y los artistas pueden desempeñar en la formación de una sociedad libre e igualitaria, que es el objetivo final de la Escuela Moderna. También leo que Francesc Ferrer i Guàrdia (el fundador de la Escuela Moderna) encarga unas ilustraciones al artista checo František Kupka, que se incluirán en una futura publicación.

La Escuela Moderna pretende abolir todas las formas de autoridad, además de desarrollar un programa ra­cional y científico a partir de una educación libre, laica, igualitaria y no coercitiva para niños y padres. Ante la falta de publicaciones, esta escuela crea su propia bi­blioteca, editando libros educativos y boletines infor­mativos. Cuando nos fijamos en los escritores, pen­sadores y artistas que la escuela elige con el fin de promover su obra, enseguida observamos la simpatía hacia la ideología anarquista o anarco-comunista, con nombres como Piotr Kropotkin, Jean Grave, Paul Robin o León Tolstoi.

Con el fin de establecer una relación entre estos autores me sumerjo en La Revista Blanca, una publicación española anarquista individualista de arte y sociología. En los textos de Ángel Cunillera, «Arte y Libertad» o «¿Qué es el arte?», se empieza a vislumbrar una re­flexión acerca de cómo el arte moderno puede situarse en este momento histórico.

Se observan diferencias claras y meridianas entre los autores que me encuentro, pero aún así, existe un punto en común: entender que el arte y el artista tienen un papel fundamental en la liberación, la educación y el desarrollo de la sociedad. Puestas en común, estas voces empiezan a dialogar entre sí acerca de los ideales, la revolución, la libertad, el futuro de la humanidad y la educación artística. Tengo la sensación de que, quizás, el manual de la Escuela Moderna se encuentre aquí, escondido entre estas líneas.

 

Priscila Fernandes

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