Estibador gambero, sirgador grillado

La crónica literaria semanal de La vanguardia habla de Dalirium Sonic, el libro de Karles Torra sobre Dalí y los músicos de su tiempo.
[…] 20160301_203356Le doy vueltas a una cuestión que planteaba Pau Riba el martes: ¿sabía Dalí qué era un dalí? Fue en el Reial Cercle Artístic. Karles Torra presentaba su libro Dalirium Sonic en el que, según el editor Àlex GómezFont, analiza con respeto y cercanía (“como si se hubieran criado juntos”), la relación que el artista de Figueres tuvo con la música y las estrellas musicales de la época.

Entre los invitados estaban Jaume Sisa, Jordi Valls (Vagina Dentata Organ), y otros representantes o nostálgicos de la psicodelia. Mingus B. Formentor cuenta que Torra ha tardado doce años en acabar el proyecto. “Conocíamos al Dalí wagneriano”, dice Mingus, “lo que no era tan evidente era su relación con el jazz, Alice Cooper y el glam, Maruja Garrido o LaChunga”. Para Dalí, admiración e inspiración iban juntas.

Pero en realidad no le gustaba la música, asegura Eliseu Huertas, uno de los tres testimonios junto a Joan Illa y Pau Riba que, en la segunda
parte del libro, relatan cómo lo conocieron. “Éramos más extravagantes nosotros que él, que venía del NoDo”, dice. Huertas tenía veinte años y fue a verle a Portlligat. “Vivía con miedo a que alguien entendiera sus símbolos, porque ni siquiera él los entendía”, asegura. Dalí también temía a las drogas porque “nos vuelven demasiado subjetivos”.919670a6-f4b2-4054-ae03-e3c7cfe2a7b2

Y con la música le pasaba lo mismo. El espectáculo le servía para promocionarse y como máscara (“no era un tío tan raro”). Dalí decía que los grillos más grillados eran los de Olot. Y en la cubierta de Dalirium Sonic (Ediciones La Lluvia), hay un grillo, obra de Octavi Intente.

Antes de cerrar el acto cantando su Daliniana Flor, Riba cuenta que descubrió, en un diccionario hecho por su abuelo, qué era un dalí. Era la muleta con la que hacía fuerza el primero que estiraba la cuerda para arrastrar las embarcaciones, en los caminos desirga.

Los cuadros de Dalí están llenos de esos bastones, “y estoy seguro de que él no sabía su significado”, dice.

Huertas insiste: lo que más temía era que alguien entendiera sus símbolos.

Fuente www.lavanguardia.com

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Publicado en Divulgació, Llibres.